miércoles, 23 de diciembre de 2009

Como ser solidario…sin gastar un duro!




Una de las facetas de la RSC es la acción social, que integra aquellas actividades que realiza una empresa para devolver a la sociedad parte de los beneficios que ha obtenido. Esta acción solidaria o filantrópica se confunde en ocasiones con el marketing social o marketing con causa, pero más allá de tratar esto, nos interesa en esta ocasión, comentar de que forma se realiza la acción social.
Una forma tradicional es el apoyo económico a ONG, para que sean ellas las que ejecuten las actividades benéficas. Al tiempo, suele realizarse cierta comunicación a los medios del patrocinio y del objetivo del mismo, que redunda en publicidad para la empresa que es percibida por la sociedad como empresa con corazón.

Sin embargo, desde hace tiempo, los expertos de marketing han visto que esta estrategia tenía unas pérdidas colaterales: los nombres difundidos eran dos, el de la empresa y el de la ONG, con lo cual el impacto comunicativo (=publicidad) realizado se divide por dos. ¿No hay forma de evitarlo?

Pues sí, ponga una fundación en su vida, a poder ser con el mismo nombre de la empresa, y que sea a esa fundación a la que la empresa haga sus donaciones –si existen- con lo que ya obtiene de partida un beneficio mediante deducción de impuestos de sociedades (35%), y además, que la empresa reciba el apoyo y la consideración ciudadana por su acción altruista. Hay múltiples ejemplos, y uno de ellos es… la Fundación COFARES.
Esta entidad, de escasa transparencia como otras tantas fundaciones del sector farmacéutico sale a la palestra regularmente con motivo de sucesos trágicos (inundaciones, tsunamis, terremotos…, frente a los cuales reacciona solicitando apoyo económico a farmacéuticos, usuarios de las farmacias y otros paganos. ¡El mundo al revés!
Una fundación puesta en marcha por la distribuidora farmacéutica más importante de España por volumen de facturación y cuota de mercado, que además pertenece al ámbito cooperativo (y por ello presuntamente más cercana a determinadas posiciones de ayuda mutua), en lugar de destinar a esa fundación dinero de sus propios recursos, de sus propios beneficios, lo solicita a otros, pero haciendo que el nombre publicitado sea el suyo ¡Qué gran invento!
Pues en efecto, así lo ha hecho la Fundación COFARES, una de cuyas últimas actividades es organizar un mercadillo para recaudar dinero para la propia fundación. ¿Se imagina alguien a una caja de ahorros organizando un mercadillo para recaudar fondos para su obra social? ¿O al ministerio de Fomento haciendo una cuestación para hacer una carretera? Señor, que tropa...
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martes, 22 de diciembre de 2009

Los códigos éticos de autorregulación de la industria. Pacientes (I)




Las relaciones entre industria farmacéutica y organizaciones de pacientes no son muy antiguas. Su interés creciente data sobre todo de finales de los años 80 en EE UU, cuando las organizaciones de homesexuales, uno de los colectivos más afectados por la tragedia del SIDA, presionaban a la administración estadounidense para acelerar la llegada de nuevos medicamentos contra el SIDA.
Recordemos que el SIDA apareció en 1981, siendo el VIH identificado en 1983, pero sólo desde marzo de 1987 estuvo disponible el primer medicamento efectivo contra la enfermedad, la zidovudina o AZT. Los colectivos de homosexuales en EEUU gozaban de una buena organización, elevada instrucción y conocimientos, y representantes en muy diversos foros e instituciones, siendo capaces de articular presión sobre las autoridades sanitarias de EEUU.
Este ejemplo fue seguido por otras organizaciónes de pacientes, que de modo semejante, trataban de presionar a los gobiernos para acelerar la aprobación de medicamentos que estaban siendo ensayados por la industria y de los que se tenía conocimiento de su posible efecto positivo.

Esto fue observado con atención por la industria farmacéutica, que consideró desde entonces como un objetivo estratégico el influir en las organizaciones de pacientes. No es de extrañar, entonces, que hoy en la web de Farmaindustria, aparezca de forma inmediata un apartado denominado pacientes. Es algo que ya la poderosa Pharma, la patronal estadounidense del sector, viene haciendo desde hace tiempo.
Esta atención hacia las organizaciones de pacientes, excesiva, según algunos analistas, que critican las subvenciones y desmedidos apoyos que realizan determinadas empresas, ha dado lugar a no pocas críticas, de modo semejante –si bien menos intensas- a las que críticas por los excesivos regalos que destinan a los médicos prescriptores.

Para disimular las críticas recibidas, Farmaindustria se ha dotado de un código ético de autorregulación sobre las relaciones de la industria con las organizaciones de pacientes, dependiente de la Unidad de Supervisión Deontológica de la entidad, y que es similar al desarrollado para controlar las relaciones con los médicos
Sin embargo, nada más examinarlo con un mínimo detalle, causa risa las normas prescritas, que cualquier que conozca el mundillo farmacéutico, sabe que no se cumplen.
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La crisis del fentanilo en EE. UU.

El fentanilo es un fármaco analgésico derivado del opio. En los últimos años, su uso ilegal y su alto poder adictivo está conduciendo en EE...