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En la sesión final del Congreso. En el centro,
Martiño Noriega, médico y alcalde de Santiago
(foto: @FCOMCI )
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Lema/objetivo del congreso
El lema del congreso era "El acceso a medicamentos esenciales, un derecho de la humanidad". La verdad es que no todas las ponencias estaban incluídas en este ámbito (ejemplo la dedicada a las TIC), pero si mayoritariamente. Quizás faltó alguna ponencia o mesa redonda dedicada precisamente a profundizar en ese derecho, cuyo enunciado puede ser llamativo para algunas personas, más acostumbradas al reconocimiento de la salud como derecho. Es cierto que en las carreras universitarias del ámbito sanitario -o incluso antes- se debería de abordar este derecho, que poco a poco va asentándose en la comunidad sanitaria. En España la polémica por la falta de acceso a los nuevos medicamentos contra la hepatitis C, el sofosbuvir y los restantes, ha tenido bastante que ver con ello. Pero aún falta mucho.
Mesas redondas.
El programa incluía una sucesión de mesas redondas con 3 o 4 participantes, más el moderador, es decir 4 o 5 personas en total. Dado que el tiempo disponible era de 60 minutos para cada una, lo que se cumplió a rajatabla y con puntualidad alemana, determinó unas ponencias de 10-15 minutos, realmente insuficientes para conocer con cierta profundidad el tema que el ponente quería transmitir. Y desde luego, impedía un debate o coloquio posterior más amplio. Con ello, hubo ponentes que venían de lejos (entiendo que algunos de fuera de España) y que apenas tuvieron oportunidad de expresarse.
Mis propuestas
1. Menos ponentes o más tiempo para las mesas redondas
2. Reuniones simultáneas. Salvo el primer día, en que hubo reuniones, algunas de acceso restringido, dada la materia de que trataban, no hubo este tipo de reuniones. Sin embargo son una práctica muy habitual en reuniones de todo tipo y son prácticas, pues permiten dedicar un tiempo mayor a cada tema, y por un lado al reducir el número de asistentes permite una mayor interacción público-ponentes que es siempre muy enriquecedor. Es cierto que también tienen inconvenientes, pues impide asistir a alguna que pueda interesarnos, pero todo el mundo suele tener preferencias.
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Foto: @FCOMCI |
Ponentes.
No se puede aquí hacer una reseña, y menos un análisis de los 21 ponentes (+ 6 moderadores) de la jornada del viernes, pero sí señalaré a algunas personas y a sus intervenciones como ejemplo de cómo se desarrolló el Congreso:
- Igualdad de género: de los ponentes 11 eran varones y 10 mujeres, una distribución aceptable, teniendo en cuenta que las profesiones sanitarias son mayoritariamente femeninas, lo cual sucede también en los profesionales que se dedican a la cooperación internacional, salvo en las situaciones de ayuda humanitaria/emergencia o lugares en conflicto en los que la presencia masculina es mayoritaria.
De los moderadores de mesa, algo similar: 3 varones y 3 mujeres.
- Profesiones (de ponentes/moderadores): al menos 12 eran licenciados en Medicina, 4 en Farmacia, 1 periodista, 1 titulada en Biología, 2 licenciados en Derecho, 1 en arquitectura Técnica, 3 tituladas en Enfermería, 1 en Geografía e Historia, 1 economista (EBA)... Y a ello sumado que de todos estos ponentes/moderadores algunos eran profesores universitarios e incluso varios -bastantes -militares, una presencia por cierto siempre llamativa y que -desde el respeto- hay que analizar cuidadosamente cuando estamos hablando de cooperación internacional o ayuda humanitaria.
Una amplia variedad profesional en todo caso que siempre ofrece diversidad de puntos de vista y enfoques.
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Logos de varias ONG españolas |
Cabe lamentar aquí la ausencia, o espantá, de una importante ONG sanitaria (y que cerró recientemente su delegación en Galicia), incluida inicialmente en el programa del Congreso, pero cuya actuación pública no se corresponde en ocasiones con la grandeza de su profesionalidad en el terreno y con el apoyo ciudadano que recibe.
- Intervenciones. Señalaré alguna:
- Cristina Antolín, médica, misionera y priora de la Congregación de Santo Domingo. Tal vez se confundió de escenario, y dedicó una parte importante de su intervención a su labor pastoral, a su anhelo religioso, íntimo, en definitiva, a su fe... en lugar de hablar de sus 32 años de experiencia en África, de lo que habló realmente poco. Es evidente que no podemos pedir a una médica misionera que olvide sus motivaciones personales, pero conviene recordar que el congreso estaba dedicada a la cooperación internacional sanitaria, no a la labor de los misioneros difundiendo su fe. Todo ello dicho con el máximo respecto, y por un lector regular de Mundo negro, revista mensual de los misioneros Combonianos, sin duda la mejor revista española de actualidad sobre África.
- Felipe Noya. Una excelente intervención, práctica y con detalles meridianos de este traumatólogo gallego y miembro de Médicos del Mundo. Del carácter práctico, las recomendaciones para los sanitarios que hagan cooperación internacional (vacunas, seguros, documentos, certificados e incluso títulos si hace falta). De los detalles meridianos, el ejemplo de una filosofía de Médicos del Mundo: en ciertos lugares comprometidos, con riesgos, es mejor no llevar armas, y declararlo, con pegatinas en sedes y vehículos, a protegerse mediante guardianes armados, policías e incluso soldados. Y si el riesgo no es asumible, se abandona la zona.

- Guillermo López Rozada. Director técnico del Área Logística Humanitaria, Guillermo informó brevemente de la distribuidora de medicamentos que Farmamundi ofrece a todas las ONG e instituciones españolas. Con sede en valencia, es la única existente en España y que ofrece (que no se me note que soy miembro de esta ONG...) un alto nivel profesional. Pero centró su intervención sobre todo en el proyecto estrella actual: la preparación para la AECID de un hospital de campaña grado II (es decir, con quirófano), aprobado por la OMS el pasado 31 de mayo (fecha en la que... bueno, dejémoslo) y disponible para salir en la próxima emergencia en la que colabore España. Una pena la limitación de tiempo para la exposición, que dificultó la visualización sosegada de algunas de sus dispositivas.
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Personal del Área Logística Humanitaria de Farmamundi. A la izqda., Guillermo López (foto: Farmamundi) |
- Pedro J. Gil, coronel médico. Las presencia de los militares en las actividades de cooperación internacional y ayuda humanitaria es siempre polémica, o al menos controvertida, en especial cuando se entremezclan o incluso pretenden suplantar a los propios trabajadores humanitarios. A pocos gobiernos les gusta ver a militarees extranjeros en su propio país, por más que la TV pretenda convencernos del excelente -más bien dudoso- papel que hizo, por ejemplo, la Unidad Militar de Emergencias tras el terremoto de Nepal de abril de 2015, una unidad que en otros ámbitos, el de los incendios forestales pretende sustituir a unidades de protección civil (¿qué hacen personas con armas apagando incendios?). pero bueno... el coronel Gil habló, y habló bien, de las TIC en la telemedicina y su uso en barcos pesqueros, militares, contingentes desplegados en operaciones de paz, en civiles de estas zonas de despliegue, de trabajadores humanitarios, etc., todo ello centrado y dirigido desde el Hospital Gómez-Ulla de Madrid, hospital central de la Defensa español. Una descripción muy interesante, que no se limitó a los 15 min asignados (¿quién se atreve a poner tarjeta amarilla a todo un coronel?), llegando hasta la media hora, tal vez la intervención de ponente de mesa redonda más larga del congreso.
- Juan José Rodríguez Sendín, de la comisión deontológica de la OMC. Se notaba que jugaba en casa; de hecho se tomó la libertad de negarse a cumplir uno de los requisitos que parece que pidió la organización a los ponentes: su declaración de no tener conflicto de intereses. Genio y figura, defendió apasionadamente el derecho de acceso a medicinas y a la salud. Habló de su caída del caballo cual Pablo de Tarso en el camino a Damasco, una experiencia en un país americano, en el que no comprendía como era posible la falta de elementales equipos sanitarios para salvar la vida de un paciente. Todo eso le llevó a impulsar la creación hace pocos años de la Fundación promotora del Congreso, y más recientemente con otros colegas, como el experto en gestión de salud Fernando Lamata, curiosamente estos días también en Santiago, pero en otro foro solidario, la asociación por un Acceso Justo al Medicamento.