miércoles, 24 de octubre de 2012

Bebidas energéticas, salud y sentido común

Familia Monster


La notica ha saltado con fuerza a los medios de comunicación: la Agencia Estadounidense de Medicamentos y Alimentos (la prestigiosa FDA) está investigando la relación entre el consumo de la bebida energética Monster y el fallecimiento de 5 personas en los últimos meses en Estados Unidos.
La noticia da a conocer a algunas personas la existencia de este refresco energético, comercializado en múltiples variedades, algunas de ellas comercializadas en España; en este segmento de mercado es mucho más conocida otra bebida, la Red Bull, tal vez por el patrocinio que hace de eventos deportivos de caracter espectacular o de máximo riesgo, como el salto estratosférico llevado a cabo hace unos días..

En el aspecto económico, este segmento de mercado es extraordinariamente rentable, en especial en  Estados Unidos, donde la bebida de la compañía austríaca Red Bull GmbH es líder por ingresos debido a su mayor precio, si bien la cuota de mercado de Monster es mayor, con casi el 40%.

Pero lo que nos interesa es lo saludable que puedan ser estas bebidas. Veamos la composición del Monster Energy: agua carbonatada, sacarosa, glucosa, taurina, citrato de sodio, extracto de ginseng, colorante artificial, L-carnitina, cafeína, ácido sórbico, ácido benzoico, niacinamida, cloruro de sodio, glucuronolactona, inositol, semillas de guaraná, piridoxina clorhidrato, sucralosa, riboflavina, maltodextrina y ciancobalamina.
Si ya el contenido en guaraná, taurina, ginseng o carnitina debe ponernos sobre aviso, la presencia de cafeína no es despreciable. En los envases de 0,7 L que se comercializan en EEUU, el contenido de cafeína es 14 veces el que aporta una lata de cola.
Y aquí está nuestra reflexión: si bien es cierto que cada uno es responsable de sus actos (a nadie le obligan a beber dos botellas de 0,7 L de ninguna bebida), lo cierto es que hay determinadas prácticas preventivas que se están asentando en relación con el fomento de una vida sana y de prevención de hábitos dañinos (obesidad, tabaco, alcohol, etc.):
- Prohibir las máquinas de venta automática de bebidas calóricas en colegios y lugares cercanos.
- Limitar el tamaño de las raciones alimenticias y de bebidas.
- Limitar/prohibir  la publicidad de determinadas bebidas (o tabaco) en medios de comunicación en horario infantil, así como el patrocinio de determiandos eventos, en especial los deportivos
- Limitaciones horarios y de lugares para la venta de estos productos

Es posible que una empresa no tenga por que ser responsable de que un consumo excesivo de sus productos ocasione problemas de salud graves a personas con problemas cardíacos previos desconocidos, como parece ser el caso. Pero existe también una responsabilidad de los poderes públicos de limitar el consumo de determinados productos, cuando en exceso puedan dañar la salud. Y el asunto de las megarraciones y megaenvases es uno de ellos; si la gente no aplica el sentido común, las autoridades deben tomar cartas en el asunto.
Esperemos que en nuestro país la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), además de aclarar las dudas éticas y de conflicto de intereses que hay en el nombramiento de sus directivos, pueda informar cabalmente sobre este tipo de bebidas en España.




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