
Panamá y varias víctimas directas han presentado una demanda contra España ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. La causa es el envenenamiento con un jarabe contra la tos que afectó en 2006 a decenas de miles de personas y mató a 170, pero tal vez a muchas más.

El diario El Pais publica un excelente y detallado resumen sobre este trágico caso, cuyos orígenes se remontan a 2003, que podemos recapitular de la forma siguiente:
La Seguridad Social panameña encarga 9.000 kilos de glicerina calidad farmacéutica a la panameña Medicom, que se lo pide a la española Rasfer Internacional; esta la adquiere, a su vez, a la Taixing Glycerine Factory, fábrica de Hengxiang, a través de un intermediario de ese país, CNS Fortune Way. Una trágica cadena de 5 eslabones que condujeron a la fabricación de 216.685 frascos del jarabe de la tos.
El dientilenglicol es un clásico muy bien conocido en las intoxicaciones desde las 105 muertes producidas en 1937 en Estados Unidos. Por ello, si se fabricaron varios cientos de miles de jarabes... ¿Sólo hubo mil afectados? ¿sólo hubo 170 muertes?
Al fabricar el jarabe nadie hizo comprobaciones de la calidad del producto, nadie se siente responsable, pero como siempre, los muertos los ponen los pobres de Panamá.
Ojalá florezca la justicia. Ojalá alguien se sienta responsable y ojalá se extremen los controles de los productos que vienen de china. Lo que no podemos es volver a fusilar, como ocurrió 2007, al director de la agencia china de medicamentos, como ocurrió en 2007.
En fin...