miércoles, 19 de marzo de 2014

BIO-BAC, desesperación y fraude


Hace dos días se reactivó el caso BioBac: el fiscal pide cinco años de cárcel -una cosa seria- para los acusados de vender un  falso medicamento anticáncer, doce años después del inicio del caso.

En efecto, en 2002 se desarrolló la operación Brujo, mediante la cual las fuerzas del orden, con un despliegue de 200 agentes detuvieron  a 23 personas acusadas de fabricar, comercializar o distribuir un supuesto medicamento milagro denominado Bio-Bac.
¿De qué se trataba? Un farmacéutico cordobés, Fernando Chacón Mejías comenzó a vender en los años 70 del pasado siglo en su farmacia de Córdoba una fórmula magistral  preparada por el; se trataba de un producto, que denominaba autovacuna que incluso los médicos de la zona prescribían en recetas oficiales, y que la Seguridad Social pagaba a las farmacias. Hasta aquí todo normal...estamos hablando de hace 40 años.

Con el paso de los años, y modernización de la Farmacia y Sanidad españolas -leyes de medicamento de por medio- se fueron eliminando miles de medicamentos, pues de eso se trataba, que eran dañinos o de eficacia no demostrada. Pero, durante los años 80 y 90, el descubridor del producto y su hijo, Rafael Chacón, siguieron fabricando y distribuyendo, ya a mayor escala, ese producto, reclamando que curaba "el cáncer, el sida, la hepatitis y otras enfermedades". ¡Todo un milagro, claro!
Sanidad tardó en intervenir; por un lado el producto no parecía ser dañino, pero por otro había que impedir que personas desesperadas (pensemos en los enfermos de sida hace años y sobre todo los de cánceres incurables) caigan en el engaño de personas que le prometen curar su enfermedad. Así se llegó en 2002 a la operación Brujo...y la justicia como siempre tarda una inmensidad -¡12 años!- en instruir las causas judiciales.

Durante este tiempo hubo manifestaciones de afectados, entre los cuales estaban personas relevantes...pero esto no da más legitimidad a la causa. Muchos recordarán lo sucedido no hace mucho con Steve Jobs, el mago de Apple, fallecido de un cáncer de páncreas en 2011, pero que durante años se negó a tratarse con la medicina ortodoxa, dedicándose a prácticas alternativas basadas en el budismo, religión de la que era devoto...lo que no mejoró su salud precisamente

En efecto, la desesperación hace que uno se agarre a un clavo ardiendo, pero las autoridades están en su papel de exigir que si alguien pretende fabricar un medicamento, que los haga demostrando los 3 requisitos clásicos: calidad, seguridad y eficacia. Si alguien no demuestra esto pero llama a su producto medicamento (¡y además para enfermedades tan graves!) está cometiendo un fraude y un delito tipificado. Ya el presidente de los oncólogos españoles calificó en 2002 a este producto de "fraude", y el colegio de Médicos de Córdoba de "curanderismo".
Si alguien quiere vender un producto como alimento que "ayuda en las defensas" es muy libre de hacerlo; ahí está el caso de los productos Bio, del Actimel...etc., pero engañar diciendo que cura el cáncer son palabras mayores. Y no estamos para esas.

Con todo, siempre hay lugar para las teorías de la conspiración, y personas que viven de ellas y de escribir sobre ellas, pues las opiniones son libres.


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