Llega el 1 de diciembre y los organismos
sanitarios especializados en sida explican sus estrategias y difunde sus informes;
es el caso de ONUSIDA, el programa conjunto de NNUU para la lucha contra el sida, que nos ofrece un resumen del que
entresacamos algunas cifras:
- 37 millones de personas viven hoy con VIH en el mundo; de ellas 18,5 millones carecen de tratamiento
- Cada año, 1,1 millones de personas mueren a causa del sida, y más de 2 millones contraen la infección por VIH.
Al ir al detalle, vemos que la inmensa mayoría
de las muertes, 800.000, se producen en África. ¡Ah, bueno, es en África…! En los países ricos de América del Norte
y Europa, los fallecimientos se reducen a 22.000, inferiores a los producidos
por la gripe estacional; es decir, hemos logrado reducir la mortalidad anual a
menos del 1% de los afectados, mientras
que en África, donde viven 25 millones de personas con VIH, la gran mayoría de
los afectados, la mortalidad es casi 4 veces superior.
Dado que no se ha logrado de momento ninguna
medicina que cure el sida – ¡ni tampoco la vacuna, esa gran esperanza!- los
afectados tienen que recibir un tratamiento de por vida, para evitar que el
virus se multiplique sin control en el organismo. Sin duda el espejo donde
puede uno mirar es en el de la hepatitis C -más allá de la polémica por el
altísimo precio del Sovaldi® y demás tratamientos- en la que se han logrado medicinas
que curan la enfermedad.
Sorprende que a pesar de los 20 años
transcurridos desde 1996, en que aparecen los tratamientos antirretrovirales de
gran actividad (TARGA), apenas hayamos sido capaces de atender al 50% de los
afectados. Ante esta cruda realidad la previsión es que en 2020, las personas
con VIH superen los 40 millones, ¡y eso que cada año mueren más de un millón!
También, es cierto, hay noticias alentadoras, como que Cuba es el primer país en detener la transmisión madre-hijo durante el embarazo
o lactancia, o que si en 2010 había 7,5 millones de personas con tratamiento,
hoy son más de 18. Pero no son suficientes.
Estrategia 2016-2020 de ONUSIDA
¿Qué novedades ofrece? Hablamos de la iniciativa
Fast Track, de respuesta rápida,
focalizada en aquellos países con más afectados y más muertes, y que trata de conseguir un triple
objetivo:
- Que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estatus
- Que el 90% de las personas con VIH que conocen su estatus reciban tratamiento
- Que el 90% de las personas en tratamiento tengan una carga viral indetectable.
¿Y que hace España?
Más allá de la lucha en el interior de nuestro país, ¿qué
contribuciones hace España a la lucha internacional, por ejemplo al Fondo
Global contra el sida? Recordemos que en el bienio 2015-2016 nuestro país es miembro
del Consejo de Seguridad de la ONU, una alta responsabilidad internacional que no es un adorno para enseñar, sino que obliga a estar presente en los compromisos internacionales.
¡Pues cero patatero! Desde la llegada
del gobierno del PP en 2011 nuestra contribución anual es de 0 euros. ¡O menos,
incluso!, pues dejó
sin pagar 100 millones de dólares ya comprometidos.
Las cifras retratan a los gobernantes que
tenemos. Hace escasos días, la canciller alemana al referirse a nuestro
presidente de gobierno hablaba de que tenía “piel de elefante”; no sabemos que significa esa expresión, pero si
se refiere a la escasa sensibilidad del gobierno español con la cooperación
internacionales, sin duda ha acertado.