La semana presenta dos noticias de interés en torno al sida; por un lado el Informe Anual 2012 de ONUSIDA, la organización especializada de NNUU en la lucha contra el sida, y por otro lado, el restablecimiento de las ayudas españolas al Fondo Global contra el Sida, Malaria y Tuberculosis.
El informe de ONUSIDA se ha presentado en la XIX Conferencia internacional sobre el sida que se está celebrando en Washington DC del 22 al 27 de julio. Contiene datos alentadores, como un aumento del 20% de las personas que reciben tratamiento, que suman ya 8 millones en todo el mundo, así como un descenso del número de muertes anual, que en 2011 fue de 1,7 millones.
Sigue habiendo datos preocupantes, como el de los 46 países que imponen restricciones a los portadores de VIH.
En el concurridísimo congreso, con 25.000 asistentes (¿son necesarios tantos?), se ha elegido un lema nuevo: 'Juntos podemos acabar con el sida', que marcará los esfuerzos para reducir las cifras de muertes y de portadores de VIH en el mundo, estos últimos 34,2 millones en la actualidad.
La otra noticia es que España restablece su aportación al Fondo Global contra Sida, Malaria y Tuberculosis tras el parón realizado en 2011 por las denuncias de corrupción en el manejo de los fondos. Pero esta noticia positiva por parte de España hay que contextualizarla: por un lado, el retraso en reponer los fondos trasa aclararse los hechos denunciados, pues Suecia ya reinició sus ayudas en 2011, y sobre todo por lo raquítico de la aportación española, de sólo 10 M de euros, una mínima parte de lo que se aportaba en 2009, que alcanzaba la cifra de 150 M.
Hay que reclamar un mayor compromiso de España en estas lides; el problema de la salud global no se combate con estas aportaciones pírricas; y que no sirva de excusa la manida crisis: Irlanda mantiene su ayuda al desarrollo en el 0,52% del PIB pese a las durísimas condiciones que se le han marcado desde la Unión Europea como consecuencia del rescate de su economia
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